La siguiente entrada es una colaboración de Jahaziel Ramírez.
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FABULA
DE LA CRIATURA QUE
MIRA
Por
Jahaziel Ramírez Martínez
Sucedió
hace muchos muchos años, en los principios de la creación. Había una criatura
especial, escogida por el Señor para cuidar de la Tierra mientras creaba al
hombre. Hacía su trabajo perfectamente. Era sumamente brillante. Todos los
días, después de cuidar diligentemente de todos- de los animales, asegurarse
que los ríos corrieran en su lugar, que el rocío fuese el necesario, que los
árboles crecieran lo suficiente, que el sol no calentara demasiado-, él tenía
un pasatiempo favorito.
Su
nombre era Criatura que mira precisamente porque su pasatiempo favorito era
mirar la luna. Nada era mas deseado por el que mirar la luna. Después de ese pasatiempo lo que mas le
gustaba era el calor de la
Tierra. Le encantaba sentir su tibieza al atardecer. Pero no
tenía la capacidad de escarbar en ella para sentirla mejor.
Así
es que había dos cosas que Criatura que Mira deseaba más que nada en el mundo.
Esas dos cosas eran: 1) Tocar la luna con sus manos y 2) escarbar en la Tierra para sentir su
calor. Pero Criatura que Mira no tenía alas tan fuertes y no tenía garras ni el
permiso de la Tierra
para escarbar en ella. Porque en ese tiempo se necesitaba permiso para escarbar
en la Tierra. Las
garras fuertes en un ser significaba que se le había otorgado permiso en el
cielo. Pues Criatura el no tenía esperanzas de ver realizados sus dos placeres.
Criatura
que Mira tenía unas alas no muy desarrolladas. Terminarían de desarrollarse
cuando el hombre fuera creado. A medida que se acercaba la fecha fue viendo
criaturas impresionantes aparecer en la
tierra. Una de las que más le agradó fue el topo. Porque no ve, pero escarba en
la tierra. Criatura que Mira sintió por primera vez el calor de la Tierra cubrir todo su cuerpo.
Fue una sensación increíble para él, indescriptible.
Otro
día fenomenal para él fue el día en el que el Señor creo al águila. Criatura
que Mira se asió de ella y llegó por encima de las nubes, alto en el cielo para
contemplar la luna con gran claridad. Era una noche de luna llena de gran
esplendor.
Fascinado estaba
Criatura que Mira. Pero no podría molestar al topo todos los días. El águila
pronto tuvo cachorros y ya no quiso llevarlo alto. Así es que empezó a
deprimirse. Empezó a esperar que el Señor terminara al hombre, para ver sus
alas grandes y volar hacia la luna.
Un
día el Señor le dio la gran noticia: “El hombre está terminado. Tus alas son lo
suficientemente fuerte para que llegues a la luna. Esta noche, podrás hacer lo
que mas desees. Podrás llegar hacia la luna sin necesidad de regresar a la Tierra. Sólo con una
condición: no deberás mirar atrás a lo que has dejado en la Tierra. Si miras,
perderás tus alas para siempre.”
“No voltearé”-
contestó seguro.
Al caer la noche,
criatura que Mira ya se había despedido de todos los animales, excepto del
hombre a quien no conocía. Dio un fuerte abrazo al águila y al topo. Todo mundo
le deseo éxito y le recordaron no mirar hacia atrás. Pero antes de irse,
Criatura que Mira le pidió de favor al topo entrar a la Tierra para sentir su
calor. Estaba tan a gusto que casi olvida que esa noche era su gran noche. Pero
el topo le pidió que saliera para dormir. Salió gustoso para ir a la luna.
Frente a él todos los animales reunidos, excepto el hombre que no lo conocía.
Empezó
su camino y comenzó a sentir frío. Y empezó a acordarse del calor de la
madriguera del topo. Pero veía la luna hermosa con gran esplendor. Y algo como
una puerta empezó a abrirse en el cielo. Y sintió mas frío y añoró el calor de la Tierra. Se volvió por un
segundo para divisar la madriguera del topo…
La puerta del cielo
se cerró! Un viento fuerte lo impulso suavemente hacia abajo, y fue condenado
por siempre a andar sobre la tierra. Se le quitaron sus alas y se le explicó:
“No era la luna lo que mas querías, si no el calor de la Tierra. Es eso lo que se te a
concedido. Que tu propio corazón que te engañó te recrimine cuando no puedas
tocar nunca la Luna.”
Condenado
a arrastrarse para siempre sobre la
Tierra se amargó. Finalmente, conoció al hombre. Le pareció
una criatura increíble. Cuando oyó que este estaba poniendo nombres a todas las
criaturas fue para que le pusieran uno. Al conocer su historia, el hombre le
llamó serpiente. Y siempre desde entonces zigzaguea, como decidiendo entre dos
cosas, pero resignada a vivir con una.
3 comentarios:
Que historia!! muy buena.
Excelente!! Nuevamente me ha cautivado tu historia, felicidades :)
ME ENCANTO!!!
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